sábado, 7 de mayo de 2016

Nasrudin



Tiranos sucesivos

Durante varias semanas el Mullah Nasrudín no había pagado su deuda al terrateniente local. Cierto día, el noble acudió a cobrar su renta y, viendo que Nasrudín no podía pagar, dijo a sus hombres que cogieran los muebles del Mullah como pago.
Cuando mesas y sillas estaban siendo cargadas en el carro, Nasrudín se puso de rodillas y empezó a suplicar:
—¡Oh, Alá misericordioso, concede al amo de estos hombres la vida eterna!
—¿Tratas de enfurecerme aún más con tu sarcasmo?, preguntó el noble.
—El sentimiento procede del corazón, respondió Nasrudín. Cuando tu padre vivía todavía, todo hombre de la aldea rogaba por su pronta defunción. Pero cuando tú te convertiste en señor y demostraste ser mil veces peor que él, comprendimos nuestro error. Ahora pedimos a Dios que te haga vivir para siempre. ¿Quién nos dice que tu sucesor no resultará mil veces peor que tú?

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